ROSA MATAS
LLEIDA
Comprar el pan puede ser una odisea en algunos pueblos del Pirineo, donde además apenas hay residencias para la tercera edad, existen pocas posibilidades de ir al teatro y es difícil crear puestos de trabajo. Para luchar contra la despoblación que provocan tantas dificultades, 14 municipios de la comarca natural de la Ribagorça, entre Huesca y Lleida, han creado una asociación a la que el Estado le ha desembolsado 25 millones de euros a repartir en cinco años. Tienen la suerte de acoger el plan piloto que financia el Ministerio de Medio Ambiente y Medio
Rural y Marino, que va por su segundo año de ejecución. Es una zona en la que, de media, en cada kilómetro cuadrado viven cinco personas. En el núcleo de Taüll, en La Vall de Boí (Alta Ribagorça), José Blanca ha abierto una panadería con las ayudas, con la que puede ganarse la
vida y facilitar la compra a las personas mayores del pueblo. «Antes ibacon una furgoneta desde Barruera, tocaba el cláxon y salían las abuelas a comprar», recuerda.

RESIDENTES TODO EL AÑO
Setenta jubilados y jubiladas de siete pueblos haciendo ejercicios físicos y mentalesuna hora a la semana o ayudas originales a los ganaderos, como la colocación de cámaras de videovigilancia
en sus establos, son algunos ejemplos de las inversiones que hacenmás agradable la vida en los pueblos a quienes residen todo el año y saben cómo se quedan las calles losdomingos cuando se marchan los turistas.
«Yo ahora pongo la televisión y veo a mis vacas, que paren por la noche. Mi granja está lejos de casa, hay un gran desnivel y me ahorro muchos viajes». Manel Juanati, está encantado con sus cámaras de videovigilancia porque, dice, le hacen más fácil una tarea durísima que no quiere para ninguno de sus dos hijos. El año pasado, la asociación colocó 48 dispositivos de este tipo porque
uno de sus objetivos es facilitar el manejo de las explotaciones agrariasa las que este año llegarán veterinarios de la Universidad de Zaragoza para compartir 15 días con los ganaderos y apuntar mejoras. El dinero se reparte en tres bloques: ayudas a la ganadería; a proyectos de empresas que ya han creado 40 empleos y a planes propios de la asociación, como el campo experimental
de manzanos del núcleo de Llesp, en El Pont de Suert (Alta Ribagorça). Esta finca experimental pretende convencer a los agricultores de la zona que planten frutales en la montaña imitando iniciativas de Francia o Italia.

GALICIA Y ASTURIAS SE SUMAN
Areny de Noguera, Bonansa, Isábena, Laspaúles, Montanuy, Puente de Montañana, Sopeira,
Torre la Ribera, Valle de Lierp y Veracruz, por la parte aragonesa, y El Pont de Suert, La Vall de Boí, Vilallery La Terreta, en la catalana, son los agraciados por el plan piloto que ahora quieren copiar siete municipios gallegos y otros siete asturianos que comparten el valle del río Eo.
“Ribagorça Romànica es un motor y una oportunidad para la comarca para dar un salto adelante
en calidad: solo en proyectos sehan creado 30 empleos», dice satisfecho el presidente, Joan Perelada, que también es alcalde de Boí y presidente del Consell Comarcal.
«Los 1,2 millones de euros que hemos dado en un año han generado inversiones de cerca de seis, y no siempre la cuantía es lo importante». De algunas iniciativas habla con especial cariño, como la compra de ordenadores para el instituto de El Pont de Suert y para las escuelas de primaria. «Las maestras me dicen que pronto seremos como en Extremadura, con un ordenador por niño
en las clases », cuenta satisfecho.