EDITORIAL DIA 31 DE GENER DE 2014. EDICIO DE PAPER.

Una nueva injerencia.

Al exigir a la DGA que modifique la ley de lenguas aprobada por las Cortes autonómicas, el Parlamento catalán excede los límites del respeto institucional y del sentido común. La iniciativa denota que, por desgracia, un estilo prepotente se ha convertido

QUE el Parlament de Cataluña exija tener autoridad para potenciar el uso del catalán en Aragón supone una injerencia intolerable que hay que añadir a la larga y molesta lista de intentos anexionistas que llevan a cabo no solo importantes sectores del nacionalismo catalán, sino también partidos como ICV y el PSC, impulsores de las proposiciones para cambiar la ley aragonesa y potenciar el catalán. A la tergiversación de la historia, que ha llevado a inventar una Corona catalo-aragonesa que nunca existió, a la manipulación de los mapas, que quiere hacer el Aneto catalán, a los intentos anexionistas de localidades aragonesas fronterizas con Cataluña, al expolio de los bienes sacros, hay que añadir ahora el intento de modificar una ley democráticamente aprobada por las Cortes aragonesas. Si cada hecho es censurable, la suma produce indignado estupor. Es incomprensible que quienes piden respeto a su diferencia, muestren tal insensibilidad con los derechos de los demás. Es evidente que la ley de lenguas de Aragón solo se modificará si una mayoría de los parlamentarios elegidos por los aragoneses así lo determina. Más preocupante es el empeño del catalanismo en retener el patrimonio aragonés o su manipulación del pasado, pero Aragón seguirá respondiendo con su firme defensa de la historia, la razón y el derecho.