La Garrafeta, la histórica locomotora a vapor que unía Lleida y la Pobla de Segur cada sábado, entre otoño y primavera, pasando ante los embalses de Sant Llorenç de Montgai, de Camarasa, de Cellers y de Sant Antoni, tiene este año sustituto en julio y agosto. Mientras ella reposa por razones climáticas, un tren turístico, con parada en todas las estaciones, hace el mismo recorrido
los sábados y los domingos. Ferrocarrils de la Generalitat y el Patronato de Turisme de la Diputació de Lleida han dado continuidad a este entrañable viaje. Para sacar más partido al tren, la agencia Pirineu Emoció propone al viajero tres lugares con encanto, cada uno de una jornada.
El primer plan es una vuelta por la Pobla. Por 35 euros, contando el viaje, incluye visitas guiadas al conjunto modernista Casa Mauri, a un molino de aceite y al Museu Dels Raiers Del Pont De Claverol, además de una comida típica. A los más nostálgicos, un viaje en coche desde la Pobla les lleva de regreso a los años de posguerra en Salàs de Pallars. En la tienda del museo Ultramarinos y Coloniales, el visitante con 60 años cumplidos puede revivir su infancia. Conserva papel higiénico El Elefante, chicles de tres círculos Bazoka y las primeras cajas de Cola Cao. Cerca de la tienda, el dueño ha ambientado también un estanco, una farmacia y una barbería. Con una comida degustación se puede viajar a los años cincuenta por 37 euros. La alternativa a la Pobla y Salàs llega al cielo. En la estación de Cellers un coche hace el traslado hasta el Parc Astronòmic Montsec, en el camino del Coll d’Ares. La propuesta, con retorno en ferrocarril desde Àger, visita al Castell de Mur y comida, cuesta 55 euros