Entre la tradición y la innovación.

¿De quién son esos melones?
La canícula veraniega marca en La Mancha el momento del melón.
En Membrilla, “la capital del melón”, se respira en el ambiente, van y vienen remolques que rebosan perlas verdes.” La economía y la cultura de Membrilla están ligadas al melón”, nos dice Mariani Fuentes Rodero, cuyo testimonio destaca sobre otras personas vinculadas a este producto.
Como presidenta local y secretaria provincial de AMFAR (Asociación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural); agricultora, nieta, hija hermana y esposa de agricultores, se dedica en cuerpo y alma al melón. Mariani representa a la mujer que trabaja la tierra, a la nueva generación de personas jóvenes que han optado por la agricultura y a la nueva corriente de gente muy bien formada, con absoluta preparación y conocimiento profesional y que, además, ya cuenta con una trayectoria larga.
Aunque no está garantizado el relevo generacional, nos dice, en esta comarca de Ciudad Real hay más jóvenes y más mujeres con estudios e innovadores.
Esta fruta mediterránea…

¿Cómo es el melón manchego?
Esta fruta de temporada, indisociable de la dieta mediterránea, es de la raza “piel de sapo”, que a la vez engloba muchísimas variedades no diferenciables a los ojos del consumidor corriente.
“Se cultiva al aire libre”, se nos subraya, aprovechando las muchas horas del sol de esta tierra, sus suelos y sus aguas, a diferencia de otros competidores como murcianos o almerienses que suelen proceder de viveros. Las plantas se siembran entre abril y junio, de forma escalonada, para tras sus 90 días de maduración en la planta, proceder a la “corta” y posterior salida al mercado.
Se produce pensando en todo y en todos.
La corta se hace igualmente escalonada, lo que permite que haya melones de primera calidad durante más tiempo, que el trabajo dure más (en beneficio de los “cortadores”) y que el mercado esté más tiempo abastecido.



Este proceso laborioso asegura que todos los productos sean de “primera corta” y así asegurar calidad, además de evitar sobreexplotación de las plantas y la tierra. “En casa comemos melón en Navidad, si está bien conservado y si no se ha mojado con la lluvia”, asegura Mariani. Un melón de Membrilla puede durar hasta fin de año.
Los principios. Tradición manchega.
En la década de los 60, momento de máxima emigración de los pueblos manchegos (muchos recalaron en Cataluña), algunas familias como la de nuestra interlocutora, optaron por quedarse en la tierra, asumir el coste humano que representaba y dedicarse al campo.
El cultivo del melón era minoritario, dirigido al consumo propio y siempre en secano. No había otras herramientas y medios que los viejos aperos, alguna mula y algún carro, y no en todos los casos. Entonces no existían limitaciones en el uso del agua y las semillas eran las que se recogían de los frutos de mejor calidad consumidos la temporada anterior por la familia, que se dedicaba por entero a ello: ¿qué hijos/as de agricultores de entonces no iban a “ayudar” al campo?

Avance y tecnificación.

En los últimos años la evolución ha sido grande.
En las temporadas buenas los ingresos pueden llegar a ser muy altos. De hecho, Membrilla tiene una alta renta per cápita. Sin embargo, la producción del melón está sujeta a unas condiciones altamente exigentes, que no han frenado su evolución a lo largo de los últimos lustros: las semillas deben ser certificadas; los plásticos que protegen los brotes tiernos deben ser biodegradables y procesarse conforme a unos protocolos exigentes; el melón debe cumplir decenas de parámetros de calidad (que por supuesto cumple) marcados por ley; ajustarse a unas normas y registros de trazabilidad, de forma que cada melón tiene su identificación y su “pedigrí”.
En compensación, el agricultor se sirve de la maquinaria más moderna y desarrollada y tiene acceso a una tecnificación impensable hace años.
Algunos datos sobre la producción.
El término municipal de Membrilla se ha quedado pequeño.
Los cultivos del “melón de Membrilla” se extienden por toda la comarca del Campo de Montiel porque sus productores buscan nuevos terrenos con los que aumentar la extensión de cultivo.


Sin duda el área de influencia crece y la cantidad de kilos que salen al mercado de todo el país y Portugal es cada vez mayor. Como nos informa Mariani, aproximadamente un 6-7 % de la producción se exporta, sin embargo, los gastos de producción se multiplican por el arrendamiento de tierras, el consumo de agua (muy controlado en Castilla-La Mancha), los costes de la electricidad del riego, el combustible de la maquinaria, etc.
Según sus cuentas, esto supone unos seis o siete mil euros por hectárea cultivada. Con ello se logran producciones de 40-50 mil Kgrs/Ha, que sólo serán rentables para el agricultor si percibe por encima de 0,25 € por cada Kgr. La campaña de 2025 ha sido deficitaria para ellos. Han recibido una media de 0,10 €/kgr.
Lucha burocrática y su lugar en el mercado.
Todos los productores con los que hemos hablado coinciden en su queja sobre la enorme burocracia que se ven obligados a asumir:
“Pasamos tanto tiempo con los papeles y el ordenador como en el campo”, afirma Mariani. No obstante, el melón de Membrilla, que es el melón manchego por definición, está consolidado en el mercado y cada día es más apreciado, aunque lucha con un inconveniente, al ser una fruta tan grande no cabe bien en los frigoríficos de los hogares.
FERIMEL, la feria que agrupa al sector.
Cada dos años, desde 2012, se celebra allí FERIMEL, la más importante feria del melón donde concurren profesionales de todo el entorno.
A fecha de hoy, el melón es la base de la economía directa e indirecta del pueblo y de la comarca y esta feria, creada por el Ayuntamiento de Membrilla y por AMFAR, con Mariana Fuentes Rodero a la cabeza, es el más claro testimonio del presente y el futuro de esta fruta dulce y de textura voluptuosa que nos refresca los días de calor.
Luis Garcia Fraile. Corresponsal.