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Antoni Margalida, investigador del Instituto de Ecología y Evolución de la Universidad de Berna y especialista en rapaces carroñeras, es uno de los firmantes de la carta que diversos científicos, investigadores y organismos públicos y privados remitieron a la revista Nature con el objetivo de desmentir que los buitres leonados estén cambiando sus hábitos alimenticios, cien por cien carroñeros, y estén atacando ganado vivo para alimentarse.

Margalida (autor de numerosas publicaciones sobre el tema, entre ellas este precioso “cuadríptico” sobre identificación del Quebrantahuesos), en una reciente entrevista publicada en el diario Público, alerta:

“…sobre la “bola de nieve que se ha hecho cada vez más grande” entre los ganaderos sobre el cambio de comportamiento de los buitres, que “no es real”. “Se ha creado una alarma social sin fundamento que ha provocado este conflicto emergente”, reflexiona Margalida, quien sostiene que no hay base científica para creer que los buitres están convirtiéndose en cazadores”

A raíz del llamado “mal de las vacas locas” que provocó que la C.E.E. decidiera prohibir que los ganaderos abandonara reses muertas en el campo, la disponibilidad de alimento de los buitres descendió de forma considerable. La falta de alimento y observaciones sesgadas por parte de los ganaderos es lo que ha contribuído a crear este ambiente de alarma generalizada. Sigue diciendo Margalida en la entrevista:

“El ternero nace muerto, por lo que acuden los buitres hambrientos. Incluso se comen la placenta. Le han comido el culo a alguna vaca o han herido a algún animal inmóvil o acabado con uno moribundo, poco más”

Igualmente, piensa que tras el levantamiento de la prohibición de abandonar reses muertas en el campo que se ha tomado recientemente en la CEE, la situación volverá a sus cauces normales y dejaran de reportarse estos supuestos ataques.