La falta de presupuesto impide la contratación de personal y en unos días deberán prescindir del alguacil.

Hay alcaldes y alcaldes. Unos van siempre acompañados de escolta, asesores, jefe de prensa y viajan con chófer en coche oficial, otros son más discretos y acuden solos y en taxi a los grandes encuentros oficiales… y hasta los hay que recogen la basura o limpian los cristales de las instalaciones municipales. Esto es lo que ocurre en Puente de Montañana, una población de la Ribagorza de poco más de un centenar de habitantes dónde la falta de recursos económicos ha hecho arremangarse a la mayor parte de los miembros de la corporación sin que se les caigan los anillos.

«Cuando llegamos al Ayuntamiento no creíamos que las cosas estaban tan mal, pero nos presentamos porque queríamos hacer algo por el pueblo y en eso estamos». Lo dice Javier Bergua, el alcalde, pero es la opinión que comparten la mayor parte de los concejales: los dos de su partido, Convergencia Democrática de la Franja (CDF) y la única edil del PP; el quinto concejal, del PSOE, alcalde los últimos años, reside fuera del pueblo. Puente de Montañana es el único municipio de la provincia donde gobierna CDF, partido satélite de CiU.

Y lo primero que tuvieron que hacer fue ponerse a limpiar los cristales del ayuntamiento «porque estaban tan sucios y llenos de excrementos de pájaros que cuando estabas dentro no sabías si era de noche o de día», dice Bergua. El salón social, el consultorio médico, el botiquín… no estaban en mejores condiciones. Además, había muchas pequeñas reparaciones pendientes tanto en las instalaciones municipales como en elalumbrado red de aguas. Repasaron las cuentas y no solo no daba para contratar a personal que hiciera estas labores, sino que además, en pocos días, deberán prescindir del alguacil que hace las tareas más urgentes porque se acaba la subvención que les permite pagar su salario.
 

El manitas

«No es que seamos el Ayuntamiento en peor situación económica de la provincia ni mucho menos. A los bancos no les debemos nada, aunque sí a algunos proveedores y arrastramos un déficit de 30.000 euros. Por tanto hemos puesto en marcha un plan para paliar ese déficit con el consenso de los vecinos». Así han subido el IBI, el impuesto de circulación y el agua. El alcalde y los concejales se han apuntado a la máxima de «trabajar mucho y gastar poco» de modo que no pasan ninguna factura al consistorio por gastos ocasionados por sus cargos (viajes, dietas…) y se han distribuido las tareas más acuciantes.

Javier Bergua, el alcalde, es ahora además el manitas del pueblo. Igual arregla el radiador del salón social que la nevera o repasa el alumbrado público para comprobar dónde debe reponer una bombilla o si hay que reparar algún punto de la línea. También revisa las conducciones de agua o saca la basura de las instalaciones municipales. Allá donde hay algo que arreglar, acude herramienta en mano.

La concejal popular Mercedes José Mayes ahora la señora de la limpieza y asistenta social. «Hacía mucho que nadie limpiaba y, por ejemplo, el consultorio médico estaba de vergüenza. Como no había dinero ni para la lejía le pedí a cada mujer del pueblo 50 céntimos, que me dieron encantadas, y compré fregona, detergente, bayetas… y periódicamente lo limpio», explica. Otras veces le toca acompañar a algunas persona de edad al médico o a realizar alguna gestión. «Ya ves… yo iba para princesa, como todas, pero se me cayó la corona al suelo y no me agaché a recogerla, así que ahora hago lo que toca», dice riendo. «Si me vieran mis amigas de Barcelona… Yo trabajaba en una multinacional como secretaria y tenía despacho propio. Volví al pueblo de mis padres cuando me prejubilé y ahora, además, desde casa estoy actualizando el registro del cementerio, por ejemplo».

En la limpieza de las calles han implicado a todos los vecinos para que cada uno se ocupe con esmero de las inmediaciones de su casa, aunque a los responsables municipales también les toca. «El otro día con el alcalde barrimos toda la suciedad acumulada debajo de los contenedores».

Otros ediles, como Manuel Pallarés y Judith Montero tienen encomendadas tareas más burocráticas. El primero se ocupa de llevar al céntimo la contabilidad municipal y la segunda se encarga de reclamar todos los recibos devueltos o impagados de los últimos años, según explica el alcalde. Y es que la secretaria, que comparten con el municipio vecino de Viacamp, tampoco llega a todo con solo dos días y medio de trabajo a la semana. «Hay mucho que hacer y estamos tratando de enderezar todo», dice Javier Bergua.

Mercedes José comenta que los vecinos agradecen el esfuerzo obsequiándoles «con una docena de huevos, verdura de su huerto o una calabaza. Comparten con nosotros lo que tienen». Esta edil asegura que es muy gratificante ser de utilidad para sus convecinos y que los concejales de CDF y del PP trabajan juntos por el pueblo «dejando al margen las ideologías de cada partido. Aquí vamos a una.